Barcelona es una ciudad abierta, cosmopolita y multicultural, también en Navidad. Comparte muchas festividades y tradiciones con el resto del país y de Europa, pero como cualquier territorio que se precie, mantiene, desde hace siglos, sus propias costumbres. Días de frío, de unión familiar, de recogimiento, de regalos… el espíritu navideño es universal y, como siempre, el pistoletazo de salida a estas fiestas lo da el encendido de las luces navideñas. Desde Atipika queremos elaborar una pequeña guía, tanto para aquellas personas que disfrutan regularmente de la Navidad en Barcelona, como para aquellos que todavía no hayan tenido el placer.
Como en todas las casas alrededor del mundo, lo primero es llenar el hogar del ‘caliu’ de estas fechas, ese calor tan característico que inunda una casa decorada de Navidad. Un abeto del que cuelguen bolas de navidad a montones, muérdago, cascabeles, flores rojas de Navidad y, por supuesto, el pesebre o belén, esa pequeña maqueta que representa la llegada al mundo del niño Jesús, y que cuenta con todo tipo de personajes como animales, lavanderas, soldados y, en Catalunya, con el caganer. Imprescindible en todos los pesebres catalanes, esta figura con faja y barretina es símbolo de buena suerte, pues sus heces fertilizan la tierra y el año venidero.
Una vez decorada la casa, las fiestas navideñas se inauguran plenamente el día 24 de diciembre, con la celebración de la Nochebuena, un ‘must’ de todas las celebraciones en que la familia, la cena y el turrón son los grandes protagonistas. Para acompañar esta celebración, es tradición en muchas casas recitar el ‘verset’ y cantar al Tió de Nadal. El Tió, el tronc o la xoca es un tronco de madera, con cara, barretina y pipa, que se instala en casa a principios del mes de diciembre, al que hay que cuidar, alimentar y tapar con una manta todas las noches para que el día 24 pueda realizar su gran labor. Si hemos tratado bien a este tronco, si lo golpeamos con un palo y cantamos debidamente su canción, este cagará golosinas y regalos para todos los niños y niñas.
Hay quienes celebran el Tió, una tradición esencialmente catalana, pero también hay quienes aguantan hasta la mañana del 25 de diciembre y se acogen a la tradición universal de Papá Noel o Santa Claus, ese entrañable personaje que, según la cultura occidental, trae regalos a los niños por Navidad. Tras abrir todos los paquetes, es hora de empezar a preparar la mesa para la gran comida de Navidad. Una vez más, es momento para deleitarse el estómago: ‘Escudella i carn d’olla’ (sopa de galets rellenos con la carne del caldo) es el menú por excelencia de esta Diada de Nadal. Y, además de eso, turrones, polvorones, mazapán, neules, frutos secos y otros productos exquisitos y altamente calóricos típicos de estas fiestas.
Y no hay mucho tiempo para descansar el estómago, dado que el día siguiente, el 26, se celebra en Catalunya el día de Sant Esteve o San Esteban. Con las sobras de los dos días anteriores, todas las familias disfrutan de una comilona más: canelones de carne. Tras la comida, la familia canta, baila y toca la zambomba en una sobremesa que perfectamente puede durar hasta la hora de cenar.
Y, cinco días después, llega el momento de decirle adiós al año en la cena de Nochevieja, o Cap d’Any, aquí en Catalunya. L’Home dels Nassos (aquel que tiene tantas narices como días le quedan al año) por fin se deja ver en la plaza del Palau, sobre una tarima cubierta de sábanas. La tradición principal de este día es la misma que en el resto de España: fiesta, cena, uvas y champán para celebrar la llegada del año nuevo. Al día siguiente, el primer día del año, muchas familias tienen por costumbre celebrar una comida a la que, normalmente, solo asisten los más pequeños y los más mayores de la casa, puesto que los más jóvenes han trasnochado tras la fiesta de Nochevieja.
Tras esta festividad, quedan pocos días para la llegada de los Reyes Magos de Oriente. La tarde del día 5 de enero, todos los niños se reúnen para seguir la cabalgata de sus majestades por sus respectivas ciudades, para así poder entregar la carta de deseos a los pajes y recibir toneladas de caramelos. Tras la cabalgata, es habitual cenar con amigos y familia en casa. Sin embargo, los niños han de acostarse temprano, pues al despertarse les espera la gran sorpresa. Y, a la mañana siguiente, madrugón, regalos y, de nuevo, comida familiar. Tras la comida, llega el último clásico de las fiestas navideñas, el Tortell o Roscón de Reyes; un dulce en forma de anilla y hecho con pasta de brioche que esconde en su interior una figurita del rey mago y un haba. Quien tenga la suerte de encontrar el rey, recibirá la corona, y quien se tope con el haba, tendrá que pagar el postre.
Barcelona se llena de luz, ilusión y fiesta durante estas fechas. Existen múltiples propuestas por toda la ciudad para aquellos que quieran disfrutar del ambiente navideño que llena las calles. La visita navideña imprescindible es la Fira de Santa Llúcia, que se celebra en la plaza de la Catedral y que empieza con el mes. Cuenta con más de 280 paradas ordenadas por sectores según los productos que se venden: belenes y decoración, vegetación, artesanía e instrumentos musicales de Navidad. Es el mercado más antiguo y clásico de Navidad de la capital catalana en el que los vendedores ofrecen, como han hecho desde antaño, todos aquellos productos necesarios para vivir la Navidad a la catalana. Aún hay tiempo de visitarla, hasta el día 23 de diciembre, y su horario abarca el día entero. Puede consultar el programa haciendo clic en el enlace: https://es.firadesantallucia.cat/.
Este año, el Port Vell se ha añadido por primera vez a la fiesta de Navidad. Un árbol de 31m de altura, una noria que ofrece unas vistas espectaculares del frente marítimo y las mejores luces de la ciudad forman parte de la Fira de Nadal del Port Vell. Alrededor del gran abeto, todo un conjunto de casetas de madera con los productos más típicos, así como una gran zona de gastronomía artesanal. Con esta feria, el puerto ha impulsado un montaje navideño típico europeo que implica una renovación y globalización clara de la tradición barcelonesa. Todo el programa está disponible haciendo clic en el link: https://www.firadenadalportvell.com/?lang=es.
Otra de las novedades que ofrece Barcelona en estas fiestas es la posibilidad de hacerse con la mejor decoración navideña del planeta. Käthe Wohlfahrt, la firma alemana que nació en 1964 en Baviera abrió sus puertas el pasado 6 de noviembre en la calle Banys Nous, en pleno barrio Gótico. Con tiendas en varias capitales europeas, este taller de artesanía dispone de los objetos navideños de la mejor calidad, desde arcos de luz, muñecos cascanueces, incienso y velas hasta juguetes tradicionales de madera para los más pequeños.
Además, la ciudad condal cuenta con múltiples pesebres abiertos al público. El Pesebre de la ‘Plaça de Sant Jaume’ es quizás el más famoso de todos, pues presenta cada año propuestas innovadoras y actuales. Este año, la propuesta gira en torno a todas las cajas llenas de objetos y recuerdos que se recuperan en Navidad. El pesebre del Monasterio de Pedralbes presenta también un belén popular, más tradicional y con un importante arraigo popular. Por último, los pesebres vivientes son también muy famosos en la ciudad condal. Los más emblemáticos se encuentran en Torre Baró, El Poble Espanyol y en los jardines del Cottolengo del Padre Alegre.
Siempre es interesante conocer las costumbres y tradiciones de un territorio. El caso de Barcelona y, en general, de toda Catalunya, es especial, pues acoge de igual manera tradiciones europeas, españolas y también crea las suyas propias. Somos una ciudad cosmopolita, cuya Navidad atrae cada año a millones de turistas y residentes nacionales e internacionales y ofrece propuestas muy variadas para sorprender a todo el que la visita. En Navidad, Barcelona huele a jengibre y se viste de fiesta para recibir la época más maravillosa del año. Desde Atipika, queremos desearle unas felices fiestas y un año nuevo muy próspero.
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