La demanda de pisos de alquiler en Barcelona ha crecido considerablemente en los últimos años, debido a la crisis económica. Esto ha provocado un cambio notable en el sector inmobiliario que ha derivado de la venta al alquiler de manera forzosa. Algo curioso en esta ciudad y país, pues todos preferimos un piso propio, debido a un sentimiento de pertenencia y familiaridad.
Las circunstancias económicas adversas han provocado que muchas personas no vendan su piso, ya sea porque quieren seguir poseyéndolo por poder patrimonio ya sea porque es más difícil encontrar a un comprador. De modo que, hace ya un tiempo que la venta está estancada.
Desde el punto de vista del que está buscando un piso, hoy por hoy, la opción de alquilar es quizás la más rápida, sensata y alcanzable en la mayoría de los casos.
Los más optimistas piensan que llegará un momento en el que el sector financiero se estabilizará de nuevo y, por tanto, el comprador potencial seguirá existiendo. Si esto ocurre, la balanza entre la demanda de alquiler y la demanda de pisos de venta volverá a equilibrarse.