Cualquiera que haya paseado por las calles de Barcelona habrá quedado absorto por la majestuosa arquitectura de la ciudad. Edificios modernistas y medievales conviven de forma harmoniosa, creando un ambiente único. Barcelona es diferente, sus calles cuentan historias y leyendas increíbles, llenas de curiosidades por descubrir.
Uno de los edificios más emblemáticos de la ciudad condal es la Sagrada Familia. Situada en el corazón de la capital catalana, esta impecable obra de Gaudí controla toda la ciudad desde las alturas. Las obras de la Sagrada Familia empezaron el 19 de marzo de 1882. Durante sus inicios, la obra estaba dirigida por el arquitecto Francisco de Paula del Villar, aunque abandonó el proyecto al poco tiempo de empezar.
El joven catalán Antoni Gaudí i Cornet fue quien retomó el proyecto. Con un talento brillante, el arquitecto dio un giro de 180º a la obra, la cual tiene la esencia de éste en cada una de sus rincones. Gaudí trabajó la Sagrada Familia durante 15 años, dedicándose exclusivamente a esta maravillosa obra de arte. La dedicación del artista era tal, que llegó a vivir en el ábside del edificio, donde tenía ubicado su taller.
Aunque Gaudí tuvo una muerte prematura –falleció el año 1925 atropellado por un tranvía- su obra no se detuvo y, de hecho, sigue construyéndose con las pautas y diseños de los planos del arquitecto. Todos los que han participado en la construcción de la Sagrada Familia han respetado la idea original de Gaudí.
¿Por qué aún no se ha terminado?
Las obras de la Sagrada Familia se han ido alargando en el tiempo a causa de su condición de templo expiatorio. Este tipo de templos se construyen gracias a donativos de la gente; es por eso que la fecha de finalización de la obra está aún por concretar.
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