Esta semana les acercamos al corazón de Barcelona, en el cual nos gustaría enseñarles una magnífica propiedad llena de encanto que está situada junto a lugares tan conocidos como son La Rambla, el Mercado de la Boqueria, el teatro Liceu, o el Palau Güell.
Se trata de un piso de 112m2 situado en una zona tranquila del centro de Barcelona. Y les aseguramos que, aunque el concepto de céntrico y tranquilo pueda parecer contradictorio en la Barcelona de hoy en día, es así, ya que las ventanas del inmueble tienen doble cristal, consiguiendo aislar así el interior del posible ruido de la calle.
Los 112m2 cuadrados se reparten en un espacioso salón y un comedor, independientes ambos, una cocina, cuatro dormitorios – de los cuales tres son dobles y uno es individual -, un baño completo y tres balcones que le permitirán disfrutar del ambiente lleno de vida del centro sin tener que poner un pie fuera de su casa.
De los dormitorios cabe destacar su amplitud, incluso del dormitorio considerado como individual. Esto se debe a que hablamos de una finca antigua reformada, en las cuales los dormitorios suelen ser de mayor tamaño que en la mayoría de obras nuevas de hoy en día.
La vivienda está completamente reformada y se encuentra en perfecto estado. Caben destacar sus hermosos suelos hidráulicos, de diferente diseño en cada estancia, que le dan un aire señorial y que son tan populares en las casas barcelonesas.
El edificio en el cual se encuentra el apartamento conserva el encanto de otra época. Se trata de una finca antigua restaurada, que fue destruida en un bombardeo durante la Guerra Civil y posteriormente reconstruida, manteniendo su estructura y apariencia original.
Además, este edificio puede presumir de tener una pequeña anécdota que involucra al mismísimo Antonio Gaudí y que ha sido debidamente documentada y contrastada gracias al actual propietario del inmueble.
Esta vivienda era propiedad de Isabel Güell López, hija de Eusebi Güell y protagonista de la historia, y su marido Carlos de Sentmenat de Sentmenat, noveno marqués de Casteldosrius, de Orís y barón de Sant Pau. Isabel, apasionada de la música y habiendo recibido una educación musical, le preguntó a Gaudí dónde debía colocar un piano de cola que le habían regalado, ya que el arquitecto se encontraba en aquel momento remodelando su vivienda. La respuesta del arquitecto fue totalmente inesperada, le recomendó tocar el violín en su lugar.
Este comentario, cuanto menos curioso, llegó a oídos del poeta y periodista Josep Carner, quien le dedicó una aleluya un tanto descortés a cambio (publicado en Auques i ventalls, 1916). La historia no termina ahí, ya que un buen día Gaudí y Carner se encontraron casualmente en el tranvía y el arquitecto insistió en pagarle el billete (que valía entonces el doble que el aleluya que el poeta le había dedicado) con ironía para así pagar la segunda parte.
No dude en contactar con nosotros si está interesado en esta propiedad con encanto e historia, estaremos encantados de mostrársela.