El pintor catalán Ramón Casas reflejó, de forma completamente nueva para su tiempo, a la sociedad burguesa catalana de finales del siglo XIX. En su obra fueron constantes elementos distintivos de su estilo: el circo, la tauromaquia, los garajes, el ambiente bohemio de las nuevas cervecerías de la ciudad y los retratos de mujeres sofisticadas, refinadas, melancólicas y coquetas, dentro de un ambiente lujoso y casi decadente. Ramón Casas también se fijó en los nuevos deportes de la época como el ciclismo o el automovilismo, que celebraban el progreso tecnológico.
Hasta el 19 de febrero de 2017 Sitges celebra el 150º aniversario del nacimiento del artista catalán, con la exposición ‘Ramón Casas, la modernidad anhelada’ en el Museu Maricel. Aquí, su obra se enmarca en cinco ámbitos temáticos que ayudan a comprender el contexto social y cultural en el que vivió. En esta exposición, también se pueden ver las obras de otros artistas para conocer mejor sus relaciones, analogías e intereses comunes.
A los quince años, Casas viajó a París. Desde entonces, el gusto de la estética francesa de la época estaría presente en su carrera artística. Su universo creativo refleja las costumbres, los paisajes, la moda y el ambiente de su época. De esta forma, se convirtió en un cronista social imprescindible para entender el modernismo. Sus carteles también crearon la marca publicitaria de la taberna popular.
En total se han reunido 178 obras (en diversos soportes) procedentes de colecciones privadas nacionales e internacionales tan destacadas como la Colección Carmen Thyssen, el Museo Nacional del Prado, el Museu d’Orsay o el Museu del Modernisme de Barcelona, entre muchos otros.
Según animan desde el propio museo, este aniversario es una “oportunidad magnífica para reencontrarnos con la obra del pintor que mejor supo captar la eclosión de un nuevo tiempo en el cual la idea de modernidad llamaba a la puerta de la historia”.
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