Minimalismo como filosofía de vida

En una sociedad tan consumista y en la que una de las nuevas grandes epidemias es el estrés, no es de extrañar que el minimalismo en cuanto a estilo decorativo, e incluso filosofía de vida, esté de moda. Atrás quedaron aquellas estancias agobiantes abarrotadas de muebles con molduras, papel recargado en las paredes, lámparas extravagantes y cuadros que recubrían casi la totalidad de la estancia. El minimalismo que llegó en los 60 y 70, lo hizo para quedarse.

 

 

Y es que, tras un largo y estresante día de trabajo, al llegar a casa lo único que quiere es relajarse. El minimalismo es una tendencia artística que consiste en reducir al mínimo cualquier tipo de expresión; eliminar o deshacerse de lo que sobra y es excesivo. Este minimalismo, aplicado a la decoración, se puede simplificar con el famoso ‘menos es más’.

Dentro de este ‘menos es más’ destacan las líneas rectas, espacios amplios y bien iluminados y los colores claros y puros, destacando entre ellos el blanco. Se busca preservar el espacio en lugar de rellenarlo.

Las telas que se utilicen deben siempre aportar frescura y ser lisas o con líneas geométricas que encajen con la arquitectura del lugar, evitando estampados recargados.

 

 

El minimalismo es el estilo ideal para aquellas personas con un gran sentido del orden que aman la sobriedad y la simplicidad. Es la oportunidad perfecta para depurar y quedarnos solo con lo necesario, organizando los espacios para tan solo dejar lo indispensable.

Sin embargo, hay un ‘peligro’ a tener en cuenta si se elige este estilo; la ‘esterilidad’, la posibilidad de que el espacio parezca estéril y frío. Para no rozar ese extremo, es recomendable utilizar elementos que aporten calidez como detalles en madera y algún que otro objeto personal como decoración, como por ejemplo algún cuadro o fotografía que destaque, incluso incluyendo algún color que rompa con el resto, funcionando como punto focal del espacio.

 

 

Ya lo hemos dicho, este estilo de decoración que se hizo muy popular en las décadas de los 60 y 70 en América, llegó para quedarse entre nosotros y convertirse, casi, en una filosofía de vida. Recuerden: menos es más.

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